Taha Aziz, un miembro de la resitencia política iraquí, estará hoy en Madrid. Taha Aziz, con tres años de cautiverio en la prisión de Abu Graib en los que recibió todo tipo de torturas, hará un analisis de la situación actual de Iraq y hablará sobre las revueltas de los países árabes. El encuentro será hoy en la Calle de la Fe, 10 a partir de las 19h.

En diciembre de 2009 Taha Aziz ya estuvo en Madrid, invitado por la organización Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría, para participar en unas jornadas sobre el conflicto en Oriente Medio. Ahora vuelve para hablar de la situación actual en Iraq y sobre el paralelismo de la ocupación de Iraq con las revueltas en algunos países árabes. Taha Aziz es uno de los testimonios del documental Iraq, la destrucción de un país.

Taha Aziz es una figura religiosa en Baghdad y Abu Ghraib, y un militante de la resistencia política iraquí. Fue responsable de la mezquita de Al Ansar en Bagdad durante mas de diez años, en los cuales criticó con dureza los excesos del régimen y de la familia de Sadam Husein.

A Taha Aziz, como a millones de iraquíes, la invasión americana le cambió la vida un 3 de julio de 2005, cuando fue detenido y encarcelado, durante cuatro años, en la prisión que escandalizó al mundo Abu Ghraib donde, según cuenta, lo humillaron y torturaron a diario.

Actualmente, al igual que miles de iraquíes, Taha Aziz vive exiliado en Damasco.

Declaraciones de Taha Aziz en presa española

«Nosotros percibimos la situación de que cada vez los iraquíes están peor. No hay ningún indicador que muestre que estamos avanzando. La corrupción y los subornos cada vez están más extendidos. Quien los cobra, cada vez quiere mas. Por eso, no podemos hablar de democracia. Los que vinieron con los ocupantes siguen todavía en el poder». El Mundo, 30 de diciembre de 2009.

«La mayoria de partidos o grupos que están en el Parlamento iraquí rinden fidelidad a Iran, no a Iraq. La lucha intersectaria se desarrolla precisamente entre las milicias chiíes y suníes proiraníes, no iraquíes. Nosotros hemos convivido juntos siempre, incluso durante el primer año de ocupación, cuando aún estaba el ejército iraquí operando y resistiendo, no había lucha entre confesiones. Eso llegó al crearse el nuevo gobierno». Deia, 9 de enero de 2010.

«En las cárceles iraquíes las torturas son increíbles. Hace poco, un detenido me dijo que le colgaron por el pene 30 horas. Cuando oíamos lo que hacían los iraquíes, preferíamos los estadounidenses. EE.UU. tortura por sistema, pero ahora las cárceles están dentro de las bases americanas». El Periódico, 17 de diciembre de 2009.

«No todos los musulmanes son Al Qaida. EE.UU. creó ese enemigo para espantar al mundo. En Iraq, Al Qaida está perdiendo su poder, que nunca fue mucho. Los radicales no son mayoría, pero EE. UU. los está engordando. Si hay alguien que ha perdido esta guerra ha sido EE.UU. Iban a liberar al pueblo iraquí, pero no pueden estar más lejos y por eso dicen que se van. Tumbaron una dictadura y han traído otra peor». La Razón, 14 de diciembre de 2009.

Iraq y Líbia: un espejo en manos de las petroleras

El mandato del Consejo de Seguridad, que autorizó las operaciones militares de la OTAN de «proteger a los civiles» en Libia, era tan engañoso como el que permitió que el gobierno de Bush invadiese Iraq para destruir los arsenales de armas de destrucción masiva inexistentes. Al igual que George W. Bush y Dick Cheney se han centrado en asegurar el petróleo de Iraq a sus compinches las grandes compañías petroleras, las fuerzas de EE.UU. y la OTAN han atacado a Libia para sacar Muammar Gaddafi, que prefirió vender su petróleo a Rusia y China.

Saddam Hussein pasó a la clandestinidad después de la caída de Bagdad y su posterior saqueo. Su captura y eventual ejecución llegó muchos meses después. En el período inmediatamente posterior a la caída de Gadafi, en medio de todo el caos, el único movimiento claro fue hecho por Trípoli para favorecer a aliados de la OTAN como a nuevos clientes del petróleo de Libia.

Hoy, la OTAN se regodea de «daños colaterales» en sus operaciones de Libia. Sin embargo, se calcula que decenas de miles de civiles (a los que se suponía debían de proteger) han muerto, mientras que ciudades enteras yacen en ruinas.

Después de nueve años de ocupación estadounidense, la economía de Iraq sigue siendo un caos en medio de la corrupción oficial generalizada, y todo indica que la inestabilidad puede crecer incluso después de la retirada de las tropas de EE.UU. Libia seguirá siendo un estado casi fracasado en el futuro inmediato como la lucha en la que compiten las fuerzas políticas y tribales por la supremacía.

Las grandes compañías petroleras no tiene ninguna prisa en ver a estos dos países, u otras naciones productoras de petróleo en el Medio Oriente y el Norte de África, como se convierten en estables, prósperas y productivas. De hecho, cuanto más sumidas en la miseria sigan, más fácil será para exigir mejores condiciones en los acuerdos petroleros por parte de los aliados.

Estados Unidos importa actualmente la mayor parte de su petróleo de extracciones de Canadá pero, actualmente, enormes reservas de petróleo de Medio Oriente y el Norte de África son destinadas a la explotación a largo plazo, cuando las fuentes de EE.UU. y otros países lleguen a su agotamiento.

Texto extraído del artículo Libya and Iraq: Mirror images in the grip of big oil.

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